martes, 9 de agosto de 2022

El arte de la discusión

La discusión, entendida como confrontación de ideas (con la intención de ponerlas a prueba y de aproximar posiciones, si procede), me parece un arte noble y apasionante.
Las ideas tienen que salir al ruedo a dar cuenta de sí mismas, tienen que someterse a cuantas pruebas se les quieran aplicar, tienen que demostrar su valía frente a otras. La razón debe dejar siempre una ventana abierta a su cuestionamiento, o no es razón, sino prejuicio, una lacra para el pensamiento y la convivencia. 
La discusión es un arte, puesto que no teme avalar el conocimiento mediante la argumentación (que incluye la gracia y la seducción). Cruzar floretes con ardor y elegancia da pie a medir lo propio y tantear lo ajeno. Y como toda confrontación, es una oportunidad para establecer vínculos: pocos más fuertes que los que nos unen con oponentes dignos. 
Defiendo, pues, el debate, pero no a cualquier precio. La discusión me aburre si es una mera intransigencia de ida y vuelta, me ofende si no reconoce mi dignidad concediéndome el beneficio de la duda, me cansa si se limita a acometer sin avanzar, me sobra si es un arma arrojadiza sin otra intención que avasallar. No le siento el gusto a la discusión cerril como pasatiempo: solo sirve para el desencuentro y el rencor. 

2 comentarios:

  1. Muy acertado... aunque añadiría cosillas:

    Forma parte del arte de discutir el saber construir buenas discusiones: haciéndote respetar, abriendo aspectos interesantes para las partes, etc. Y no siempre el objetivo de discutir es tener razón, las más de las veces es aprender y replantearte cosas... y sobre ello poder tomar decisiones; que es quizás de lo más importante de la vida.

    De hecho, una buena manera de ver si estamos ante buenos "discutidores" o de gente que nos puede "ayudar" es empezar pegándoles fuerte sin que venga a cuento para ver como reaccionan. Si saben reconducir la discusión sin cabrearse ni perder los nervios, muy posiblemente valga la pena lo que salga de allí.

    En todo caso, pienso que la clave del arte de las discusiones o debates o reflexiones comunes es el dominio emocional. Incluso en los debates supuestamente mas racionales y objetivos la implicación emocional es siempre fundamental.

    Y sí, Maquiavelo tiene razón cuando dice: se respeta mucho más a quien se teme que a quien se ama. Si alguien no te respeta es que no te teme, aunque igual te ame. De hecho, con la gente que quieres no es difícil pisar muchas líneas rojas; a fin de cuentas amar es perdonar. Pero ante alguien a quien se teme uno vigila incluso su propia mirada.

    Ahora diría muchas más cosas, pero buff, me lío jajaja

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  2. Creo que el valor de la discusión se reduce a una cuestión de actitud: ¿voy a confrontar mis opiniones con las tuyas, para que ambos avancemos, o solo me interesa doblegarte para ganar estatus o poder? Es cierto que el tema del estatus/poder está implicado en todas las interacciones humanas, lo que yo planteo es con qué actitud o finalidad se dirige uno a la discusión.

    Sobre el tema del amor y el respeto, discrepo. Maquiavelo se refería al respeto de los sometidos, que es más temor que respeto propiamente dicho. El amor, o al menos el que vale la pena, solo cabe entre iguales que se dirigen entre sí como iguales... o sea, con respeto. Un amor/respeto que, por supuesto, no excluye la lucha (si se prefiere, el conflicto), como decía Simmel, y que nos llevará a pisar líneas rojas precisamente porque las personas amamos así, tanteándonos continuamente. El amor encuentra ahí su prueba de fuego... por la cual, a veces, se despeña.

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