sábado, 2 de julio de 2022

Apegados Anónimos

Se ha puesto de moda, a partir de no sé qué libro, hacer limpieza a fondo de los trastos viejos (“pocos y lejos”) y desembarazarse de todo lo que ya no se usa. Se han llegado a formar grupos de internet que comparten la experiencia de seguir las instrucciones del manual en cuestión, se apoyan mutuamente, se aclaran dudas... Como una especie de Apegados Anónimos.
Por lo que me dicen, el libro se limita a proponer desprenderse de lo viejo para dar paso a lo nuevo, hacerlo sistemáticamente y ordenar bien lo que quede. Se promete el alivio de haberse quitado un peso de encima y de andar más “ligero de equipaje” a la hora de afrontar lo que venga. Puro sentido común. 
¿Hace falta un libro para eso? Parece una locura. Sin embargo, nuestra sociedad desquiciada nos ha vuelto a todos un poco locos. Si hay quien busca ayuda “especializada” a la hora de comprar, de administrarse el dinero, de decorar la casa… ¿por qué no para librarse de los trastos? El desapego es un consejo antiguo y sabio. Pero a la vez esa precisión de ser tutorizados en cada paso que damos sugiere cuán inseguros y dependientes nos hemos vuelto. Y, en fin, puestos a pensar mal, ¿a qué le hacemos sitio en realidad? ¿A la libertad de lo austero, o a más consumo? 

2 comentarios:

  1. La educación consiste, en el 90% de las veces, en formar gente que necesita de una tutorización para tomar decisiones, es decir, de un rpofesor que les diga qué tienen que hacer, qué tienen que saber y responder, etc. Nuestra educación es para crear esclavos especializados y poco más.

    Gran post.

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    1. Toda la dinámica social nos empuja constantemente a ese papel de productores-consumidores sumisos y acríticos. La educación también, por supuesto. Al menos en tanto que institución. Me permito defender a no pocos docentes que tienen muy clara la prioridad de la madurez y el espíritu crítico en el trabajo con sus alumnos. Otra cosa, claro está, es hasta qué punto lo consiguen.

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