miércoles, 3 de agosto de 2022

Pocas palabras

“A buen entendedor, pocas palabras bastan”. Proverbio certero, pero elitista: no busca comprensión, sino entendedores. Si estos escasean, no es porque la iluminación solo esté al alcance de unos pocos elegidos, sino porque nos hemos explicado mal, con muchas palabras o con pocas.
Hacerse entender es tarea de quien se explica, no de quien escucha; el esfuerzo de este por comprender se da por descontado. Así pues, habría que darle la vuelta al refrán: “A buen explicador, pocas palabras bastan”. O deberían bastarle. 
Personalmente, prefiero las pocas palabras, ya puede verse en estas pinceladas de reflexión. Cuento con que se trata de un enorme desafío, en el que a menudo naufragaré. Un discurso largo da para matizar mejor, para probar diversos modos de expresar la idea, para completarla con ejemplos. Uno puede tomarse su tiempo para aproximarse, dar alguna vuelta antes de regresar al meollo. Jugando con el símil de un arquero, varios disparos aceptables pueden compensar no haber logrado ninguno en el centro. La concisión, en cambio, no da cuartel. Solo se tiene un disparo: se acierta o no se acierta. Y, aun acertando, tratándose de ideas, siempre puede saber a poco, porque es poco. Pero la verborrea no garantiza que sea más, y encima cansa. 

3 comentarios:

  1. A mi sí que me gusta la rase, y eso que la considero muy Platónica; solo basta recordar qué decía Platón en el mito de Toth.

    Las palabras, pienso, sólo sirven para transmitir pensamientos experiencias, sensaciones que otros ya han tenido previamente, o de forma similar. En caso contrario saben a huecas.

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    1. Las palabras también sirven para explorar. Hannah Arendt decía que escribía para saber lo que pensaba. Yo sigo sus pasos: encontrar las palabras me ayuda a precisar las ideas.

      Claro que no es nada fácil dar con la expresión certera. La brevedad corre el peligro de traicionar los matices. La extensión puede llevarnos por los cerros de Úbeda. ¡Qué difícil, qué apasionante!

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  2. Sí, tienes razón... de hecho, ¿sin lenguaje podríamos pensar? Seguro que nos resultaría mucho más difícil

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