martes, 30 de abril de 2024

Alta entropía

Zygmunt Bauman menciona el oportuno término de alta entropía para referirse a los países ricos, que consumen la mayor parte de los recursos del globo y generan casi toda la basura. Mientras lo leía, no he podido evitar pensar que también hay personas de «alta entropía».
Individuos que acaparan fuerzas y personas, haciéndonos bailar al son que más les conviene, entorpeciendo el avance colectivo; que nos reclaman estar pendientes de su vida como si fuera la única, de sus problemas como si fueran los principales; que nos ponen a su servicio y nos absorben la energía y el tiempo; y, en fin, que por donde pasan van sembrando sus detritos, en forma de malestar, rabia, cizaña y frustración. 
Jamás dan las gracias porque consideran que se les debe todo; por lo mismo, cuando no se les ofrece lo que esperan aprovechan para quejarse y lanzarnos sus reproches. Su fuerza reside en que practican un egocentrismo sin fisuras ni remordimientos: tan convencidos están de que el mundo gira a su alrededor, que nos hacen vacilar al hacernos valer o ponerles límites. Parasitarán sin piedad la baja autoestima, explotarán a los generosos, abducirán a los incautos. Asediarán y clamarán venganza contra quien no les baile el agua, y mondarán hasta los huesos al sumiso. Preservemos el ecosistema, desafiando su avidez entrópica.

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