sábado, 13 de agosto de 2022

Aplacar la extrañeza

El miedo surge de la amenaza; y pocas amenazas más intimidantes que la extrañeza. Porque lo extraño es incierto y ajeno; lo extraño no nos incluye, no nos contiene, no nos acompaña. Lo extraño nos deja solos.
Hay un abismo entre el mundo y nosotros, y lo único que cruza ese abismo son las frágiles pasarelas que la familiaridad tiende entre sus orillas. Solo así sabemos que nos encontramos a este lado (una de las dudas que más nos aterrorizan desde pequeños: ¿realmente estamos?), y solo así podemos suponer que hay alguien (quizá benévolo) al otro. Un mundo completamente extraño nos reduciría a nuestra propia extrañeza: vivo sin vivir en mí… 
Hacemos el mundo soportable ―ese mundo que de entrada diríamos ajeno― instituyendo lo familiar. Unos ojos que nos reconocen, un rincón que frecuentamos. A veces basta con colocar un objeto propio para hacer nuestro un lugar; o con ponerle nombre, o con impregnarlo de un recuerdo. Algo que nos incluya o que nos haga presentes. Llenamos el mundo de huellas para recordarnos que lo habitamos, que somos una parte de él. “Solo se conoce lo que se domestica”, asegura el zorro al Principito. Cabe añadir: únicamente al domesticar nos sentimos un poco menos solos.

3 comentarios:

  1. ¿Qué diferencia hay entre que algo nos parezca extraño, y lo temamos, y que nos parezca exótico y nos seduzca?

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    1. La cuestión es muy oportuna. Y sugiere hasta qué punto la realidad, como ya apuntaba Heráclito, está más hecha de tensiones que de absolutos.

      Los niños nos enseñan: mientras comprueban de reojo la atención de sus padres, disfrutan explorando cada vez más lejos. La novedad desconocida nos atrae, y hay que aventurarse en ella para crecer, pero tal vez no nos atreveríamos a hacerlo si no supiéramos que tenemos una casa a la que regresar.

      Es la cautivadora "llamada de lo salvaje", que nos hiere y nos aquilata. Pero mientras conquistamos lo desconocido, vamos ensanchando lo doméstico. Vivimos siempre entre dos mundos.

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    2. Le doy otra vuelta al tema en la siguiente entrada. Muy inspirador en esta época de vacaciones, propia de navegaciones y regresos.

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