sábado, 13 de enero de 2024

El arte del líder

El liderazgo, para quien quiera ejercerlo de forma constructiva, es como caminar por la cuerda floja..
Por supuesto que existen líderes naturales, personas que tienen el don de concitar acuerdos y complicidades, de despertar de modo espontáneo la tendencia a ser seguidas. Pero incluso para ellos hacerse cargo del timón es un reto y un aprendizaje. Lo innato debe ser templado con el esfuerzo y acrisolado en la experiencia. 
Como todas las relaciones, el liderazgo plantea sus equilibrios y sus compromisos. Las personas tenemos necesidad de líderes que estructuren nuestros grupos, pero a la vez nos resistimos a ceder en nuestra autonomía. El líder ha de afrontar reticencias y disidencias, y el desafío es incorporarlas en lugar de revocarlas. 
Conviene que todo poder, y aun más el del líder, sea ejercido con prudencia. Eso incluye discreción y mano izquierda, sensatez y buen gusto; su reto principal, por tanto, es controlarse a sí mismo. La ostentosidad puede humillar; demasiada iniciativa, agobiar; el exceso de presión desmotiva. La impulsividad incita a llevar la contraria, siquiera para reafirmarse y no verse reducido a la insignificancia. A la mayoría nos satisface más sentirnos eficientes que ser eficaces. El líder, que vela por ambas cosas, precisa del arte de la seducción.  

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