sábado, 10 de febrero de 2024

Tontos y locos, pocos

Lo contrario no sería menos cierto. La estupidez abunda tanto que hay una división de psicólogos especializada en ella. Erasmo le dedicó uno de sus mejores libros. .
No se conoce a nadie exento de esa cualidad, pero escasean los que se la atribuyen en su justa medida. ¿Cómo no, si sabemos tan poco, si nos impulsan fuerzas contradictorias, si, como dijo Freud, la acritud de la vida y la certeza de la muerte nos hacen a todos neuróticos, es decir, locos? 
Necedad y vesania se confunden en cierto punto, como prueba el hecho de que la obra de Erasmo se tradujera a nuestro idioma como Elogio de la locura, cuando en realidad se refería a la estulticia. En cualquier caso, tenemos que aprender a convivir con ambas, ya que hemos sido dotados en ellas con tanta prodigalidad. A quien mal que bien lo consigue le llamamos sabio; ya vino a decirlo William Blake, aquel sabio loco. 
En definitiva, la mayor necedad es verla solo en los demás; y no hay loco mayor ―ni más peligroso― que el que no es consciente de su propia locura. Los arrogantes, los fanáticos, los iluminados y los chauvinistas son ejemplos de tontos y locos que no saben que lo son. Eso es lo que nos avisa el refrán del título, que en realidad quiere decir: «No cometas la estupidez de considerar a los otros más estúpidos que tú». 

2 comentarios:

  1. Una de los mayores signos de inteligencia es saber hacerse el tonto. Y normalmente los tontos suelen sobrevalorar la inteligencia, de modo que nada les ofende más que los tachen de tontos. Muy curioso todo...

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    1. Sí, la estupidez es una cosa muy curiosa, y a menudo nada estúpida...

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