martes, 7 de marzo de 2023

Estupidez

Según el famoso panfleto del economista Carlo Cipolla, todos tendemos a subestimar «el número de individuos estúpidos en circulación».
No me queda claro si, además de la cuestión cuantitativa del número de individuos, se refería indirectamente al grado cualitativo de estupidez del que todos (¿a excepción de él?) somos capaces. Porque, más que a personas estúpidas, quizá sería más propio aludir a conductas estúpidas.


¿Por qué ese empeño en hablar de individuos, en lugar de conductas? Quizá se trate de un recurso sarcástico y provocador; quizá todo sea un juego, para avivar la reflexión. Para Cipolla, el estúpido (¿desde el punto de vista económico?) es el que causa daño sin obtener ganancia, e incluso dañándose a sí mismo. Una definición utilitarista que habría que aceptar, si no fuera porque a menudo las cosas no están tan claras: el daño no es tanto, y la ganancia existe aunque no sea aparente. El italiano se pasa de racional. De nuevo la parcialidad y la exageración parecen deliberadas. 

Opino que la estupidez, en un sentido más amplio, equivale a un desajuste entre medios y fines: una victoria pírrica, estropear una oportunidad. En cualquier caso, Cipolla tiene razón al menos en una cosa: manifiesta o encubierta, la estupidez siempre anda cerca.

10 comentarios:

  1. Es un tema interesante.... no creo que haya personas estúpidas y otras de lúcidas, o acciones estúpidas y otras que no. De hecho, considero que se sobrevalora la inteligencia.

    Lo que sí aprecio es bastante gente tóxica, o almenos, intoxicada; quiero decir: autodestructiva, pusilánime y miedosa, además de indolente, llena de resentimiento, odio y envídia, de modo que suele albergar profundos sentimientos de inferioridad que la carcomen por dentro no pocas veces por una ridícula vanidad, pero que sin embargo lo camuflan facilmente tras máscaradas ideológicas que estén de moda: nacionalismos, socialismos, liberalismos, feminismos, etc, etc, etc. Dado que por sí mismas son incapaces de dar la cara por nada, se escudan en una mayoría matona, a un dogma y una bandera que esté más o menos de moda, para dar rienda suelta a sus sed de poder y violencia amparados por la protección que les brinda ser de un grupo masivo.

    En fin, está lleno de pobre gente bastante miserable pero que va por la vida de digna y buena y que si tienes el descuido de tomártelos en serio te pierden rápido. A disney y muchos empresas woke les pasa esto, como a los revolucionarios de todas las épocas les ha pasado.

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    1. De un tiempo a esta parte se ha hablado bastante de la estupidez, y es probable que el término no sea el más acertado, en parte por sus connotaciones despectivas. Quizá sea más apropiado hablar de "inadecuación" o "desajuste", o simplemente "desacierto", o incluso "torpeza".

      La cuestión es que a veces acertamos en la diana y otras parece que no haya manera, como si hubiera algo en nosotros (el tonto o el diablillo) que se interpone entre la sensatez y el acto. Los psicólogos le están dando bastantes vueltas a esos gazapos desconcertantes, a veces dramáticos, y la verdad es que resulta un tema apasionante. Con algunas personas a menudo dan ganas de preguntar abiertamente: ¿Por qué se empeña en seguir con esa conducta, si sabe de sobras que no le llevará a buen puerto? Paul Watzlawick le dedicó al fenómeno un libro delicioso, ameno y lleno de ingenio ("El arte de amargarse la vida"), que debería ser de obligada lectura en los institutos.

      En cuanto a la gente "intoxicada" de la que hablas, sigue pendiente la cuestión de por qué se comportan así. ¿Limitación personal? Puede que a veces, pero pretenderlo siempre sería simplista. ¿Temor a determinadas consecuencias, como salirse del rebaño? Quizá sí, pero, por mucho que les beneficie, ¿no hay en esa renuncia a la verdad una cierta estupidez?

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  2. No conocía el libro. Gracias! Me lo miraré

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    1. ¡No te decepcionará! Además de sabio, es divertidísimo.

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    2. He repasado una reseña que hice sobre el libro y creo que no me salió del todo mal. Por si le quieres echar un vistazo: https://www.academia.edu/42110759/L%C3%B3pez_Elogio_y_salvedades_del_sentido_com%C3%BAn_Rese%C3%B1a_y_discusi%C3%B3n_de_El_arte_de_amargarse_la_vida_de_Paul_Watzlawick

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  3. Conocía "El arte de no amargarse la vida" de Rafael Santandreu, incluso se lo regalé a mi hermana que no pasaba buena época, pero no conocía este que dices. Quizá Santandreu se basó en él. Tomo nota, muchas gracias.

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    1. Con lo que te gustan el humor y el ingenio, disfrutarás con el de Watzlawick. Garantizado.

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  4. A modo de broma, ¿os habéis dado cuenta de que "los estúpidos" ( o gilipollas directamente), están repartidos de forma estratégica de modo que siempre te encuentras con uno?...jejeje

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    1. Soy JGM...se me ha olvidado ponerlo

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    2. ¿Ley de conservación de la estupidez? Funciona incluso con uno mismo, jeje.

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