Danza de la primavera (Dansa de la primavera)

La cantante mallorquina Maria del Mar Bonet entonó con el poder de su voz esta palpitante Dansa de la primavera (álbum Anells d'aigua, Ariola Eurodisc, 1985), llena de luz y misterio. La partitura y su interpretación, de sabor arcaico, corresponden al especialista en música antigua Gregorio Paniagua, que al parecer se inspiró en una melodía oriental.

Bonet aprovecha bien la pieza de Paniagua, a un tiempo sutil y exuberante, para glosar los ciclos misteriosos de la naturaleza y de la vida, entrelazándolos con los sentimientos más íntimos del ser humano, igual que se engarzan las estrofas de la canción. Y hace de su fantasía nuestro sueño, con ese oportuno uso de la primera persona.

La simbología se basa en elementos naturales. Su motivo central es el despertar que, tras el sueño invernal, despliega la primavera en las florestas. El mes de febrero ya desliza el anuncio, que trepida en lo más hondo de la semilla durmiente, del mismo modo que el renacer del sentimiento perturba a un corazón en invierno. La llamada de la vida infunde reticencia y aprensión: "¡Què exigent que ve la primavera!"; y tememos no estar a la altura: "El meu cor tan malaltís tinc por que es cremi a dins de la foguera". Pero el impulso, grabado en nuestra condición, resulta demasiado acuciante para resistirse: "No puc desfer-me del seu encís".

Los motivos naturales evocan el ritmo universal de la vida y los ciclos íntimos de la emoción. También esta tiene sus estaciones, sus anhelos y sus heridas, goce y dolor entremezclados, que ponen a prueba el "maltrecho corazón". Es comprensible que las fuerzas de la existencia nos hechicen y nos aterren; pero sabemos que es nuestro destino, que habrá que rendirse. Podemos hacerlo cantando y danzando, como en una ancestral ceremonia: al fuego, a la nieve, a la noche, al doloroso amor. Y consentir, en fin, que el viento acabe por arrastrarnos, como a las semillas, allá donde nos toque germinar: "A dins el cor d'una terra antiga, o creixeré al fons de la mar".

En este enlace encontraréis un análisis más detallado, firmado por Patricia Godes. No comparto todas sus propuestas, pero me parece brillante e inspirador.

Como siempre, mi traducción pretende ser más fiel a la intención que a la palabra. Podéis escuchar la canción en este enlace. Y, dado que se trata de una danza, no podía faltar esta espléndida interpretación que le dedicó la Compañía Nacional de España, bajo la dirección de Nacho Duato. 


Febrer m'ha duït la carta tan precisa:
vol que els lilàs s'obrin pels dits
i, en el cor, m'hi creixi una palmera.
Què exigent que ve la primavera!

Què exigent que ve la primavera,
i el meu cor tan malaltís,
tenc por que es cremi dins de la foguera,
no puc desfer-me del seu encís.

No puc desfer-me del seu encís,
obrir les branques i ballar amb ella,
pentinar-me al seu vent la cabellera,
cantar les llunes de les seves nits.

Cantar les llunes de les seves nits,
cantar vermells de la tardor,
cantar el silenci de la nova neu,
cantar, si torna, el dolorós amor.

Cantar, si torna, el dolorós amor
i néixer un poc més en l'intent,
i créixer un poc més cada entretemps
i volar amb el vent i les noves llavors.

Volar amb el vent i les noves llavors;
qui sap on el vent em portarà,
a dins el cor d'una terra antiga,
o creixeré al fons de la mar.

Febrero me envió una imperiosa misiva:
que en cada dedo se abra una flor
y al corazón le crezca una palmera.
¡Qué apremiante llegó la primavera!

¡Qué apremiante llegó la primavera!
Y mi maltrecho corazón
temo que se consuma en su hoguera,
no logro desprenderme de su embrujo.

No logro desprenderme de su embrujo,
abrir las ramas y bailar con ella,
sentir su viento peinando mis cabellos,
cantar a las lunas de sus noches.

Cantar a las lunas de sus noches,
cantar otoños carmesí,
cantar el silencio de la nieve temprana,
cantar, si regresa, la herida del amor.

Cantar, si regresa, la herida del amor,
hacer del intento un renacer,
madurar al paso de las estaciones,
volar con el viento y las semillas nuevas.

Volar con el viento y las semillas nuevas;
quién sabe adónde me llevará,
al corazón de una tierra antigua,
o brotaré en el fondo del mar.


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