Dime ramo verde. Bolero de Algodre

Dime, ramo verde

De la tradición popular castellana nos llega este canto de conmovedora melancolía, no exento de una cierta rudeza desengañada.

Su sencilla letra está desarrollada a modo de diálogo de cortejo y evasiva. El galán, en el estribillo, expresa metafóricamente un cumplido que es a la vez un requerimiento de amor: resulta evidente la simbología del ramo verde (alusión a la belleza juvenil) y de la propuesta de "irte a buscar". A esta invitación, la muchacha le replica con respuestas esquivas, que van desde el sutil subterfugio (ese "lado del mediodía" que representa un lugar lejano y misterioso donde perderse) al amargo rechazo que, debido a una decepción ("Algún día dije yo..."), solo contempla el olvido. 

Diversas versiones añaden otras estrofas de distinto contenido, pero el esquema básico de la canción es el que hemos descrito. Aquí hemos optado por la versión del prestigioso folclorista Joaquín Díaz, que podéis escuchar en este enlace.

Dime ramo verde
Dónde vas a dar
Porque si te pierdes
Yo te iré a buscar.

Si me pierdo, que me busquen
Al lado del mediodía
Donde cae la nieve a copos
Y el agua serena y fría.

Dime...

Algún día dije yo
Que olvidarte era mi muerte
Y ahora ya me da lo mismo
Olvidarte que quererte.

Algún día dije yo
Que olvidarte nunca, nunca
Y ahora me acuerdo de ti
Sólo cuando me preguntan.

Algún día dije yo
Que olvidarte no podría
Y ahora no puedo acordarme
Si de ti me olvidaría.


Bolero de Algodre

Y a propósito de folclore castellano, no podía faltar el célebre Bolero de Algodre, que es a la vez canto y danza. Esta última, de origen muy antiguo (se ha atribuido nada menos que al siglo XII, con influencias árabes), presenta la particularidad de bailarse en tríos, formados por dos mujeres y un hombre, al ritmo de la dulzaina y la pandereta. Su desempeño, de precisión geométrica y al solemne compás del bolero, produce una emoción hipnótica. Comprobadlo en este enlace.

El texto muestra la típica disparidad de las tradiciones orales, pero resulta significativa la mezcla de elementos religiosos y profanos. De hecho, lo que se repite en todas las estrofas es ese "Cuerpo salado, déjate querer", que sugiere una disimulada intención de cortejo. El disimulo se explica por la presión de siglos de puritanismo católico, especialmente estricto en contextos rurales, y que explicaría que en algunas versiones, en lugar de "déjate querer", aparezca un absurdo "deja de querer".

Yo conocí esta pieza escuchando un disco de Nuevo Mester de Juglaría; me conquistó y no he dejado de cantarla. Aprovecho para rendir mi personal homenaje a ese grupo irrepetible; aquí tenéis su estupenda interpretación del Bolero de Algodre.


El que baile bolero
tenga cuidado,
ay, ay, ay.
Tenga cuidado
que al tercer cantarcillo,
salada y olé,
cuerpo salado, déjate querer,
que al tercer cantarcillo,
sea bien parado,
ay, ay, ay.

Morenita, morena,
barre la calle,
ay, ay, ay.
Barre la calle,
que va a pasar por ella
salada y olé,
cuerpo salado, déjate querer,
que va a pasar por ella
Cristo y su madre
ay, ay, ay.

Válgame el cielo,
las vueltas que da el mundo
salada y olé,
cuerpo salado, déjate querer,
las vueltas que da el mundo,
válgame el cielo
ay, ay, ay.

Es como un niño,
el amor enojado
salada y olé,
cuerpo salado, déjate querer,
que en haciéndole halagos,
vuelve el cariño
ay, ay, ay.

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