ENSIMISMAMIENTO. ¡Qué dentro de sí mismo está, qué hundido y solo, el espectador de Friedrich!
ÉTICA E INCERTIDUMBRE. La ética es el medio que tiene la razón para reducir la incertidumbre frente a la libertad. Atañe, especialmente, a las grandes cuestiones que nos sitúan ante el mundo: ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Qué objetivos me propongo?
DERROTA. Hay una dulce blandura en la resignación y la derrota. Es el alivio de descansar de la libertad.
RENCOR. Nietzsche opina que el rencor es el poder de los débiles. Pero no deja de ser un poder. Cabe considerarlo preferible a una impotencia completa.
FUTURO Y POSIBILIDAD. Heidegger: el futuro es un tramo incierto de posibilidades infinitas que acaba abruptamente en el cierre de todas ellas. Lo primero es un exceso, lo segundo una frustración incurable.
CAMINO AL ANDAR. El tiempo no es algo que haya que atravesar, sino un movimiento que se expande mientras avanza y nos arrastra en su seno. No hay territorio previo: se hace camino al andar.
EDUCACIONES. Hay una vena blanda, complaciente, esencialista, de la educación, que considera que el niño ya lo tiene todo y se trata de interferir lo menos posible en su despliegue natural. Es una visión rousseauniana, en cierto modo platónica, que goza de muy buena salud y sigue a la greña con la postura tradicional, que es hobessiana, la que opina que hay que "domesticar" una naturaleza de por sí incivilizada. ¿Término medio?
CONFIANZA. Entre la desconfianza y la confianza en las personas, prefiero confiar, pero manteniendo los ojos bien abiertos.
TE QUIEREN MUCHO. No es difícil sentir simpatía por los perdedores. Se llama compasión, y en realidad nos reconforta, porque es un paternalismo que nos hace sentir superiores.
RAÍCES. El nacionalista se siente impune, arropado en una legitimidad trascendental que está por encima del derecho. Reclama su diferencia como una igualdad que imponer a los demás. Cabría replicarle: si tú cuidas tus raíces, ¿por qué me arrancas las mías?
CONVENCIMIENTO. El problema no es que nos equivoquemos o no, sino qué creemos (o creen los otros) al respecto. Estar convencido de que uno no es responsable de lo que ha hecho ya es mucho: sin duda, le facilitará la vida. También hará más probable que lo crean los demás, lo cual es una gran ventaja y encima sirve para reafirmar el propio convencimiento. Dichosos los que no dudan de sí mismos, porque no conocerán la verdad, ni falta que les hace.

PROBLEMAS. La mente está hecha para rastrear problemas continuamente. Así la modeló un largo tiempo en que nos iba en ello la vida. Por eso, si no los encuentra, los busca. De lo contrario se enfrentaría a un vacío vertiginoso que la volvería contra sí misma, y ese sería su problema más grave. Alégrate, pues, de tus problemas, que te resguardan del torvo aburrimiento y sobre todo de la despiadada locura.
POSMODERNIDAD. La posmodernidad es no saber quién es el enemigo.
OPORTUNOS. Mucho mejor que hacer grandes gestas o esfuerzos, es ser oportuno: estar en el lugar apropiado en el momento preciso, decir la palabra adecuada, tener el gesto acertado. Entre la gente triunfan los fuertes, porque se imponen; los alegres, porque entretienen; y los oportunos, porque aprovechan.
RECONOCIMIENTO. Esperar gratitud o reconocimiento nos hace sufrir, muestra de lo importante que nos resulta ser reconocidos por los demás. Si se nos otorgan en gran medida, nos convierten en unos molestos, atolondrados, despóticos arrogantes; es probable que acabemos pagándolo. Si faltan, o así lo creemos, nos hacen sentir indignos o, peor, víctimas. Ojalá pudiésemos prescindir de ellos, pero, ya que no es así, tengamos al menos la precaución de no tomar ni su falta ni su exceso demasiado a pecho.
RENCOR. Dicen, despectivamente, que el rencor es el poder de los débiles. De acuerdo, pero quizá sea el único poder que tengan. Perdonar no siempre está a nuestro alcance.
SABIDURÍA TOPOGRÁFICA. El meollo de la sabiduría es de naturaleza topográfica: saber dónde está uno y dónde debe estar.
ALEGRÍA TENUE. Cuando me siento triste intuyo que, de algún modo, también estoy contento, solo que no lo sé. La tristeza suele resonar más fuerte. Tal vez, aguzando el oído, podría escuchar la vocecita tenue de esa alegría.
FILOSOFÍA O LENGUAJE. La filosofía es la palabra. Es encontrar el término preciso, o inventarlo si se trata de una idea que no tiene nombre (a veces el nombre funda la idea). Es revelar lo existente a través de lo comprensible. Es elegir la perspectiva que nos aporta una visión más clara. Hablar es pensar; pensar es encontrar las palabras justas.
FATUIDAD NACIONALISTA. Por más que lo examine, no sé encontrar nada valioso en el nacionalismo, ni en su corolario independentista. Sus entusiasmos me parecen fatuos, sus convicciones simplonas, sus proyectos peligrosos.
TEMOR A LO DESCONOCIDO. Los antiguos temían que los muertos les guardaran rencor por seguir viviendo, y que regresaran a vengarse. Imaginaban a unos difuntos tan envidiosos como los vivos, y por eso procuraban hacerles ofrendas, entre las cuales se contaban sus propias desdichas. El pensamiento mágico tiene estas trampas: se llena de temores. Tememos lo desconocido por lo que no sabemos, pero sobre todo por lo que proyectamos para llenar de algún modo esa ignorancia. ¡Pobres muertos, bastante tienen con no ser!
BASURA. Hay quien no hace un comentario sin insinuar un reproche. Para no tener que hacerse cargo de su basura, se la echan a los demás.
CAMBIAR DE HÁBITOS. La única forma de evitar repetir los hábitos es imaginar que ya los hemos repetido, y que ahora podemos hacer algo distinto. Partir de supuestos contrarios a los habituales, como si todo lo que creemos fuera mentira. Aferrarnos a aquello en lo que seamos fuertes. Empezar por lo fácil para motivarnos. No confiarnos: el hábito tenderá a repetirse, y se nos colará cuando lo creamos superado.
LUCIDEZ Y POESÍA. El conocimiento es un ejercicio de lucidez, y la lucidez es un ejercicio de poesía.
SACRALIDAD. Cada detalle de la vida es sagrado cuando se encara desde el amor. Esto siempre lo supieron las religiones, que usan el amor como camino hacia lo sagrado. Pero de ese modo los disocian y hacen que uno parezca por encima del otro. Introducen la abstracción de la trascendencia, en lugar de quedarse con la inmediatez luminosa de lo sencillo. ¿Por qué? Yo preferiría considerar que lo sagrado es el amor mismo.
RUTINA. Llamamos rutina a la felicidad que hemos convertido en costumbre.
COMPASIÓN Y AMOR. Compasión, ya que no amor. ¿La compasión hace las veces de amor, o es amor en sí misma? ¿Una versión menor del amor, puesto que no lo entrega todo, o mayor, pues incorpora la voluntad?
NADA PERSONAL. Me gustan esos que se limitan a decir: estás fastidiado, pero tómatelo con calma. Al fin y al cabo, la vida es un asunto muy poco personal. Y si nos duele es tan solo porque un día nos cruzamos con ella.
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