Retahíla sexta

MÁS QUE AMOR, FRENESÍ. El fanático, como el enamorado, no está interesado en lo que anhela, sino por la embriaguez del frenesí. El ardoroso entusiasmo dispensa de la insulsa y a menudo decepcionante lucidez.

SANO ESCEPTICISMO. La vida está por encima de la verdad. Pero sin ella, corre el peligro de empantanarse en narcisismo.

SORDERA NARCISISTA. Nada fastidia más a un narcisista que otro narcisista. Su encuentro es como un diálogo de sordos.

VACILACIÓN. No estoy seguro de dudar de lo que pienso.

CONFORMISMO. De entrada nos resistimos a los cambios, pero una vez se han establecido nos acostumbramos deprisa a ellos. El conformismo es una forma de economía.

VALOR DE LA MORAL. Todo el valor de la moral se resume en esta certeza: el ser humano sufre.

MOLESTAR. No me importa que me molesten, siempre que lo hagan cuando no me molesta.

CONTEXTO. Cada vida está hecha de gestos que a menudo parecen absurdos solo porque son contemplados fuera de su contexto. Casi todo tiene un sentido (mejor o peor, eso es otro asunto) dentro de su ámbito, y solo parece locura porque cometemos la ignorancia de imponerle el nuestro.

SIN PRISA. La prisa es casi siempre una huida. El futuro es un lugar borroso, amenazante por desconocido, sombrío porque en alguno de sus rincones aguarda la certeza de la muerte. El pasado, en cambio, es manso como un buey en su carácter compacto y acabado, rumiante y estático. La amargura del pasado es dócil como los sueños minerales, y se deja vestir al gusto de nuestros caprichos. El pasado -monolito o ruina, vestigio o desecho- pesa y calla. En cambio, el futuro es una algarabía que no deja de retumbar entre una neblina ondeante; el futuro es un agujero hacia el que todo se precipita y que se lo traga todo. Así que cuando corremos, lo único seguro es aquello que estamos abandonando; de hacia dónde vamos solo conocemos las quimeras de nuestros deseos. Navega sin prisa, quién sabe qué puertos te aguardan.

TRISTEZA. Esta tristeza inoportuna como las heladas de marzo, viscosa como un barrizal, irreversible como un jarrón roto, oronda como un peñón, maciza como un talud, amenazante como una galerna, porosa como el subsuelo, oscura como el vientre del dragón… No la quiero, no, pero en fin, ha venido, de vez en cuando viene, qué le vamos a hacer, ya se irá.

CUANDO NO AMAMOS. Quizá perdonar a los demás no sea en el fondo tan difícil. Quizá lo más difícil sea perdonarse a uno mismo por no poder amarlos. No te amo, pero te respeto, y eso, en cierto modo, ya es amar.

DESTREZA. El ánimo es como el oleaje: cambia constantemente, es imprevisible y no atiende a nuestra voluntad. Por eso, el marino no se preocupa del mar, sino de su destreza para capearlo como venga.

CREATIVIDAD. La creatividad es el manejo de la incertidumbre. Sería imposible en un universo determinista.

VERDAD. La verdad es como una llama. Cuando la ocultamos, quema; cuando la revelamos, ilumina. Solo en la verdad podemos descubrirnos.

MENOS CULPA. Los niños se echan la culpa de todo porque necesitan sentirse significativos. Es preferible ser culpable que ser insignificante. Al crecer comprendemos que nuestros padres tenían su propia vida, en la que no pintábamos nada.

¿QUÉ ES VERDAD? No sabemos qué es verdad, pero sabemos a qué se parece, y, sobre todo, qué no es.

INOCENTE. El malo que no puede evitar ser malo, ¿es inocente?

MENTIRAS. Callar las cosas, hacer como que no han pasado, mirar hacia otro lado... Todo eso cuesta mucho, tiene un precio. Hay que renunciar a muchas cosas para contener la verdad. 
Yo no sé si hay una verdad, pero sí sé que hay muchas mentiras. Y que no las quiero.
La mentira nos roba una parte del mundo. Un mentiroso es un ladrón. Devolvedme mis verdades, para que pueda vivir con los pies sobre la tierra.

LO NORMAL Y LO BUENO.
En seguida nos acostumbramos a lo bueno, que deja de ser bueno para reducirse a normal. Quizá la sabiduría consista en el camino inverso: considerar lo normal como bueno, una excepción por la que deberíamos sentirnos afortunados. Tal como está el mundo y tal como es la vida, lo normal es un privilegio.

VULNERABILIDAD Y PODER. Nos afanamos en ganar poder para sentirnos menos vulnerables. Pero cuando lo tenemos comprobamos que la vulnerabilidad permanece. Por eso nunca nos basta.

INGENUIDAD. Lo más molesto de la ingenuidad es que suele ser falsa.

SECRETOS Y CONFESIONES. Los secretos piden salir a la luz. Empujan desde dentro, es su vocación. Es una ley física: el secreto cuesta, requiere un esfuerzo. En cambio, la confesión rueda cuesta abajo.

BALANCE. El estado del bienestar nos hizo conformistas. Su desmantelamiento nos ha hecho temerosos. Ya no sabemos quiénes somos ni tenemos adónde ir. Poco a poco nos hemos acostumbrado a transigir sin pensar mucho en el futuro. El capital ha triunfado y sabe que puede apretar las tuercas impunemente, y que no encontrará apenas resistencia.  Las clases siguen existiendo, pero ya no rigen la historia. Ahora todo se reduce ya a la desesperación de la miseria, la progresiva precarización de unas masas sonámbulas y las disputas entre oligarquías. A los ricos les falta mundo y les sobra gente. Tengo miedo.

SUEÑOS Y PESADILLAS. Del sueño a la pesadilla solo hay un paso. No sé si sucede lo mismo a la inversa.

FELICIDAD EFÍMERA. Dicen que lo bueno dura poco. Quizá lo que dure poco sea nuestra atención.

POLÍTICA. La mayor parte de la política es farsa. El resto es guerra de verdad.

RENCOR. Arrastrar el rencor es muy cansado. En algún recodo del camino hay que soltarlo.

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