sábado, 27 de agosto de 2022

Después del enamoramiento

En cada enamoramiento se renueva el viejo mito platónico del reencuentro con la otra mitad del alma
, esa sin la cual, como el vizconde de Calvino, vagamos incompletos por el mundo.


El enamoramiento tiene algo de iniciación sagrada, de gesta prometeica, de transición mágica…, algo de divino. Los enamorados se sienten elegidos, privilegiados, únicos; y tienen razón. Pocas veces la vida se viste con tan selectas galas. Pocas veces nos prodiga tanto poder al tiempo que reclama tan febril actividad. Todos hemos experimentado esa feliz exaltación. Y luego, con una mezcla de decepción y alivio, llega la progresiva rendición, la ineludible bajamar, la restauración del imperio de lo cotidiano. 

En esa inflexión de agotamiento y retirada es, sin embargo, cuando empieza la verdadera aventura, el desafío en el que se decidirá nuestra felicidad o nuestro naufragio. Cuando se acaban los festejos y se consumen los fuegos artificiales, llega la hora de volver a la mansión de lo cotidiano, que huele a ropa limpia y comida recién hecha, es decir, a rutina y tarea. En el enamoramiento, la vida nos inventa; tras él, nos toca a nosotros inventarla, y sudar para hacerla realidad. Ese es el momento de los verdaderos elegidos: el enamoramiento es fácil, lo difícil es el amor.

2 comentarios:

  1. Siempre me ha gustado el mito de la escalera del amor de Platón, aunque sea muy idealista 8y yo no lo soy mucho): ver la vida como un enamoramiento constante por las cosas, no solo por las personas.

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