martes, 11 de octubre de 2022

Disciplina

La disciplina es un hábito. Como todo lo difícil, debe empezar por ser impuesto
: desde la razón, pero más desde la exigencia. A nadie le gusta tener que obligarse: si para los adultos es ingrato, imaginemos para los niños, que aún están forjando la voluntad.


Nos gustaría que educar fuese una feliz y cortés apelación al sentido común; y así debe ser, puesto que el amor es eso, pero no basta: el adulto tiene que imponer la voluntad que el niño no puede poner. Y el amor también es eso. 

¿Por qué los padres dimitimos tantas veces de esa tarea? ¿Por qué pretendemos querer sin requerir, cuando sabemos, en el fondo, que el niño lo necesita? Si se nos hace tan difícil, ¿será porque nos falla nuestra propia disciplina? ¿Será que ya no aceptamos que lo importante siempre es difícil, y soñamos con un mundo tan fácil como la compra en un supermercado? Buscamos mil excusas, a menudo azuzadas por autores simplones e irresponsables: que ante todo el niño sea feliz, que descubra las cosas por sí mismo, que no sufra ninguna frustración… 

Pero un niño, como nosotros, necesita límites para ser feliz; necesita que le guíen; fortalecerse ante el inevitable desengaño. La disciplina es un esfuerzo que luego hace los esfuerzos más llevaderos: toda gimnasia requiere al principio de un entrenador.

2 comentarios:

  1. La disciplina es el duro arado que remueve nuestra alma para que se disponga a cobijar, hasta que florezcan, nuestras virtudes.

    ResponderEliminar
  2. Bella metáfora. Lástima que hoy arar no esté de moda. Predomina la absurda creencia de que las virtudes fructifican por sí mismas. Y así están nuestros campos.

    ResponderEliminar