miércoles, 9 de agosto de 2023

Más allá de lo inmediato

Comprender es, casi siempre, ser capaces de concebir una perspectiva más amplia
en la que las cosas cobren sentido; un sentido superior al que nos sugiere la limitada miopía de lo inmediato.


Y quien comprende deja de tener miedo, se siente liberado porque comprueba que la vida es ancha, y lo que nos inquieta son casi siempre pequeñeces cuando podemos ver el horizonte. 

Con frecuencia quedamos atrapados por lo inmediato. No logramos vislumbrar más allá, debatiéndonos contra la prisión en la que nos confina. Parece que el mundo se agotara en un fracaso, en una pérdida. La sombra de una nube acota una penumbra en la que no sabemos evocar territorios de luz, y nos parece que todo quedase para siempre sumido en la negrura. 

Deberíamos confiar: en la luz del día, en los ritmos de la vida, en nuestra capacidad para salir adelante; en que cada detalle es solo parte de un conjunto mayor, donde tal vez adquiera significados benévolos que se nos escapan. No es fácil: el dolor siempre queda más cerca, y nos asalta con su urgencia. El dolor se impone con la contundencia de lo presente, frente a la abstracción de lo distante. Pero la alegría no nos queda tan lejos: el amor, el entusiasmo, la belleza siempre andan cerca. Un pequeño salto y tal vez cambie la perspectiva.

2 comentarios:

  1. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es optativo.

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    1. Buena divisa, muy estoica. La dificultad consiste en encarar el dolor de tal modo que no traiga más sufrimiento del debido.

      El budismo y el estoicismo ya nos enseñaron, a mi parecer, lo principal. A veces se trata de algo tan simple, y tan difícil, como no perder la perspectiva y ver las cosas en su conjunto. Pero para eso hace falta entrenarse en el valor y el autodominio, tenerlos de nuestro lado cuando lleguen el miedo y la angustia. Hay que tenerlo todo preparado para cuando llegue el enemigo.

      En definitiva, los hábitos son el mejor aliado con el que podemos contar. De todo esto sabes tú mucho más que yo, querido amigo.

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