sábado, 28 de octubre de 2023

Buenas historias

Es difícil resistirse a una buena historia
, y más si trata de uno mismo. La imaginación siempre se pone de parte de las historias que nos convienen, o al menos de las que nos conmueven.
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Nuestras creencias nos hechizan porque nos encanta deleitarnos ―a veces con cierto masoquismo― en los roles que nos reservan sus relatos. Cada loco con su tema. 

Tal vez una parte de nuestra memoria se levante sobre hermosas mentiras, quizá la construcción de nuestros recuerdos obedezca más a criterios estéticos, a una especie de elegancia narrativa, que a la verdad, que a menudo resulta peregrina y desconcertante. Quizás exista una Gestalt de la memoria, como existe una de la percepción, y nos convenza simplemente lo que nos «cierra». En ello reside la virtud y el peligro de la intuición, que usa viejos significados para crear otros nuevos, pero que tan fácilmente se anquilosa en prejuicio. 

¿De verdad nuestra infancia fue tan dramática? ¿Fuimos tan rigurosamente amados, detestados o maltratados? ¿Nos trató con tanta crueldad nuestra ex mujer? ¿Será tan miserable el vecino como pensamos? Historias que arrancan risas y lágrimas, que nos tientan hasta tal punto que somos capaces de cambiar la realidad para que se parezca a nuestras fantasías. 

2 comentarios:

  1. Tras toda historia hay deseo... y al final, para nosotros, lo real no es más que el oscuro mundo de nuestros deseos.

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