Que no flaquee la firme enemistad con la congoja. Es una batalla en la que no cabe dar cuartel a la más mínima tentación de autocompadecerse, a la más discreta coartada de la tristeza..
Partiremos, como los caballeros de Camelot, en busca del Grial, o como Ulises de regreso a Ítaca, y nada nos desviará de nuestro empeño. No nos harán mella las hechiceras voces de las sirenas, que atraen a los escollos con promesas de redenciones futuras; ni los cantos de los espectros que quieren embrujarnos con la nostalgia de paraísos perdidos. Pero seremos aún más inflexibles con los vestigios de infancias tristes o juventudes perdidas. Nos hallarán demasiado enfrascados en defender la alegría para recostarnos en sombrías covachas donde anida el temblor de lo que no fue.
Preferiremos la vida tal como viene, afirmaremos la marejada que nos cubre y el viento que nos arrastra. Nos ocuparemos sin rechistar en lo que traigan las largas jornadas, ajenos a reclamaciones y rencores. Sabemos ya que vivir es perder, y la riada arrastra también la ropa vieja y la piel muerta. No hay tiempo para apoltronarse ni siquiera en el sol que aguarda tras las nubes ni en la esperanza del amanecer. Sabemos que vencer es aguantar en lo más hondo de la noche oscura.
¿Vivir es perder?.... Pienso que vivir es transformar, mientras nada se pierde ni se gana.
ResponderEliminarEs una manera de verlo, llena de poesía y amor por la vida. Pero te aseguro que yo he perdido bastante pelo.
ResponderEliminarjajaja sí, esto es lo que ves... pero muchísimas cosas suceden que no vemos.
ResponderEliminarUy, con lo que no veo suelo acabar tropezando... Jajaja.
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