viernes, 20 de enero de 2017

Libertad

Si la bondad es cuestión de elección y de esfuerzo, ¿el que no es bueno es porque no quiere?
¿Existe el libre albedrío, o somos meras máquinas de responder? 

    Marx y Freud nos avisarían de la gran cantidad de condicionamientos, a veces inconscientes, que empujan a la persona al margen de su voluntad. Hay una violencia triunfante del poderoso, y una violencia autodestructiva del indigente. Una familia desestructurada es muy probable que nos convierta en seres descoyuntados.

Pero, tratándose de personas, el destino que escriben las circunstancias es más probable que implacable. Porque, como Sartre nos recuerda a bocajarro, siempre podemos elegir. Incluso el prisionero es dueño de su pensamiento, y el sufriente de su dignidad. Hay fuerzas que nos empujan, y que tal vez nos aplasten, pero en cualquier caso siempre podremos decidir si actuamos a favor o en contra de ellas.

Sartre nos quiere responsables siempre y sin coartada. El concepto de responsabilidad (responder) da cuenta por sí mismo de toda la ética. Somos seres perdidos, débiles, sacudidos por fuerzas que nos superan. Hay cosas que no podemos hacer. Pero si podemos, no vale poner excusas: la responsabilidad es nuestra. Justificarnos por lo exterior es lo que Sartre llama mala fe.

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