martes, 2 de mayo de 2017

Tesón

Es bueno el tesón. Es bueno no darse por vencido en lo que importa.
Pero a veces hay que dar un rodeo. A veces hay que retirarse para no ser derrotado definitivamente. Las victorias importantes suelen ser fruto de una fiel persistencia, pero no obcecada, sino inteligente y realista. A la vida hay que seducirla.

¿Y cómo perseverar, cuando todo parece en contra de nosotros, cuando la meta se antoja tan remota e inalcanzable que abandonar parece lo único sensato? Resignarse es siempre una opción, y a veces la más realista y la más justa; y si sufrimos por ello, de todos modos hay que sufrir. Pero algunas cosas son irrenunciables, o deberían serlo, y merecen nuestro esfuerzo, aun siendo en balde: merecen el riesgo de que les entreguemos todo y no logremos nada. Puede suceder por necesidad, por principios o por desesperación (todo viene a ser lo mismo), pero a veces hay que responder, a veces no se puede renunciar.

En tal caso, preparémonos bien, dejémonos enseñar, tengamos la humildad de reconocer que tal vez haya cosas demasiado valiosas para que cuente si las queremos o las merecemos, cosas fuera de las cuales no hay dignidad posible: en ese caso, la renuncia no es una opción, y lo que corresponde es perseverar.

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