viernes, 2 de febrero de 2018

Hacer con lo que hicieron de nosotros

Aunque Sartre tenía razón, y siempre escogemos, esa verdad resulta demasiado esquemática
para dar plena cuenta de nuestra vida, tan sujeta a condicionamientos y limitaciones, a contradicciones e ignorancias. 

    No siempre escogemos el camino que queremos, sino más bien el que podemos. En el tiempo en que debemos tomar nuestras primeras decisiones, sin saber que marcarán la directriz de la vida entera, apenas disponemos de criterio. Lo inminente es sobrevivir, y ya entonces es difícil.

La edad nos trae nuevas perspectivas y nos corresponde replantear y rectificar. Es fácil reprochar a nuestros padres, a nuestra educación, a la sociedad entera, el habernos conducido erróneamente, pero, aunque fuera cierto, ¿de qué nos serviría? Poner fuera de nosotros la inspiración de nuestro destino no nos libra de él. Es mejor advertir cuán solos, cuán confundidos nos encontrábamos ante el mundo cuando este nos requería las primeras respuestas. 

Actuamos según nos indicaron la intuición o la angustia: nuestro juicio era entonces demasiado rudimentario. Y lo sigue siendo. La experiencia nos demuestra la insuficiencia de la razón para hacer frente a la complejidad. Hay que pensar, pero sobre todo probar, intentar, inventar. Sartre: «Un hombre es lo que hace con lo que otros hicieron de él».

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