martes, 15 de octubre de 2019

Comezones

Expresiva palabra para significar, según el María Moliner, «picazón u otra molestia semejante que no deja estar quieto»
, pero también «intranquilidad producida por el deseo de algo, la impaciencia, un resentimiento, un escrúpulo o remordimiento de conciencia, etc.»

La cita es larga pero merecida. Casi todos nuestros desvelos son comezones que no nos dejan estar quietos, que minan el ánimo y le roban la serenidad. Tan necesarias ―porque vivir es no estarse quieto― como perturbadoras ―porque la inquietud puede no dejar vivir―. Algo despierta la comezón y ésta empieza su tarea de roer desde dentro, de picar aquí y allá, y no para hasta que se olvida el asunto o la sustituye otra. A veces son leves como una simple molestia que apenas notamos, pero en otras ocasiones tiñen de desasosiego las madrugadas y las tardes de domingo, hasta rayar la obsesión.

Hay que hacerse sabio contra las comezones. Echar mano de todos los recursos de la alegría y la serenidad, pero también de la lucidez, que pone cada cosa en su sitio. Las comezones suelen desatarse por asuntos triviales, como una pequeña ofensa o una tarea pendiente. Lo mejor es dejarlas estar, repetirse que no valen la pena y dedicarse a cosas mejores. La mayoría se desvanecen por sí mismas, como las espumas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario