viernes, 25 de octubre de 2019

Lope de Aguirre

Lope de Aguirre, soldado y rebelde, visionario y cruel, protagonizó uno de los episodios
más sobrecogedores de la colonización de América, y es de esos personajes históricos que parecen más míticos que reales.


Le apodaban el loco, y él se llamaba a sí mismo el traidor o el peregrino. Loco o no, su personalidad era capaz de atribular a los soldados más bragados, esos marañones que le siguieron en su revuelta contra  Pedro de Ursúa durante la expedición en busca de El Dorado. Envió una carta al rey declarando la independencia de las Indias. Lope no pestañeó al ir pasando por las armas a cualquiera que se le antojara sospechoso, y afrontó estoicamente su ejecución cuando le tocó a él (destino que sin duda sabría que le esperaba).

Este amor fati, esta entrega tajante a lo fatal, a pecho descubierto y sin reticencias, es lo que más asombra. Lope de Aguirre fue un aventurero en estado puro, como los piratas y los vikingos, un hombre que desplegó su pasión hasta despeñarse por ella. Asumía su destino y despreciaba a la muerte. Conquistaba sin ánimo de conservar, mataba sin excusas, avanzaba con empeño y sin esperanza, murió sin arrepentimiento. Para él, la vida era una espada desnuda. Estremece ese designio sin condiciones, más allá del bien y del mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario