miércoles, 1 de abril de 2020

Seguir pensando

No es lo acuciante en plena tragedia, ni sobran los ánimos para ello. Pero ya que la mayoría de nosotros, lamentablemente, apenas podemos colaborar más que con aislamiento y espera, tal vez seguir pensando nos ayude a elaborar la angustia. Sin aspavientos.


    Leer a los sabios, afinar el sentido común, puede que nos haga más fuertes en paciencia y entereza, en lucidez y fortaleza, en ecuanimidad y sosiego. Quizá para encarar los tiempos que corren nos convenga ser más virtuosos.

No sabemos muy bien dónde acabaremos: perfilemos, al menos, el mapa de adónde queremos ir; parafraseando a Sartre, de qué hacer con lo que el mundo haga de nosotros. Un mundo que cada día, desbordando nuestras previsiones, nos somete a una nueva prueba de espanto. Hay que hacer algo con el horror para que no nos desgarre. Mirarlo a la cara, interrogarlo, desafiarlo: trascenderlo. Sabemos que cuando salgamos de esta pesadilla todo será diferente. Necesitaremos la fuerza del coraje, pero también la guía de la sensatez.

Claro que, como suele decirse, el mapa no es el territorio. Pensar no es vivir. Los actos serán nuestro verdadero reto, y dejarán poco tiempo para pensar. Ahora que sí lo tenemos, convoquemos a nuestra voluntad y alimentemos su caldera. Cuando toque zarpar, ahí estaremos; con el mapa trazado y el empeño resuelto.

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