sábado, 18 de julio de 2020

Haz lo que puedas

Dice el refrán que a quien ha hecho lo que ha podido no se le puede pedir más.
Lo cierto es que siempre se nos puede pedir más, y la vida lo hace, a veces sin compasión. 


Pero, enfrentados al límite, poder afirmar que nos hemos entregado a fondo, que hemos puesto lo mejor de nuestras fuerzas, a pesar de que el resultado final haya sido un fracaso, no deja de servirnos de consuelo en esos momentos en que nos acuclillamos a un lado del camino sintiéndonos insignificantes.

¿Pensarán así los capitanes cuando se hunden con su barco? ¿Los generales cuando admiten la derrota? Hay pérdidas en la existencia de una envergadura casi sobrehumana. Las vemos en los otros con una mezcla de asombro y compasión, suspirando de alivio porque no se nos haya puesto en ese brete. Pero un día nos toca a nosotros y corremos el peligro de no sentir más que vergüenza: porque fuimos torpes y cobardes, por los momentos de vacilación o de pereza. 

Es tentador ensañarse con uno mismo, sobre todo cuando se es orgulloso. Pero si hubo coraje y esfuerzo, hay que hacerlos valer frente al reproche. La dignidad también pasa por entregarse, cuando se ha llegado al límite. ¿No se ha rendido todo el mundo, y más de una vez? ¿Vivir no es sucumbir? Se puede caer en paz, cuando es la hora. 

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