martes, 18 de agosto de 2020

Sucumbir por lo valioso

Si bien miramos, tenemos suerte incluso cuando no la tenemos
. Siempre hay alguien que sufre más, siempre puede ser peor. Hemos gozado del amor, de la calidez del sol de invierno y la frescura del agua clara. Hemos conocido la belleza. ¡Cuántos lo han tenido más difícil y, sin embargo, no se han resignado! ¡Cuántos han sufrido y han peleado por lo bueno para que nos llegara a nosotros! ¡Cuánto nos queda aún! ¿Nos quejaremos, o nos pondremos de parte de lo mejor, para seguir intentándolo? ¿Nos compadeceremos, arrinconados en nuestra vieja choza, o volveremos al camino?


A veces creemos que todas las aventuras están acabadas, y aprendemos a resignarnos. Pero entonces las aventuras vienen a llamarnos a la puerta, para recordarnos que, mientras estamos vivos, tenemos pendiente morir. Mejor morir por algo digno, mejor morir haciendo planes, como dice Vargas Llosa. Mejor morir estando vivos y entonando un canto a favor de la vida.

Pensamos demasiado, y eso demuestra lo alejados que andamos de nuestra naturaleza. Demuestra lo endeble que es la voluntad frente al miedo y la decepción. Pero quien ha aprendido a distinguir lo importante, no tiene mucho más que pensar: solo le queda conquistarlo y defenderlo. Sucumbir por lo valioso es una suerte. 

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