martes, 18 de mayo de 2021

Ser lo que somos

Ante los borbotones de la incertidumbre, siempre podemos tocar pie en el fondo seguro de nuestra autenticidad.
Si no sabemos qué es lo adecuado, limitémonos a ser nosotros mismos: aquello en lo que nos sentimos buenos y fuertes.


El protagonista de la película Entre pillos anda el juego, confundido por un destino recién impuesto, cuyo código ignora, consulta al mayordomo, que le responde con afecto: «Sea usted mismo, señor. Eso nunca se lo podrán quitar». 

Nunca nos lo podrán quitar. Siempre hay que ser prudente, pero algunas veces más, y nada más prudente que atenerse a uno mismo. «Hay un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar», dice el Eclesiastés: ocasiones para el cambio y sus riesgos, y ocasiones para replegarse en las propias fortalezas. «En tiempo de desolación, nunca hacer mudanza», recomienda Ignacio de Loyola, «porque así como en la consolación nos guía y aconseja más el buen espíritu, así en la desolación el malo, con cuyos consejos no podemos tomar camino para acertar». En definitiva, cuando las cosas se ponen difíciles, es preferible exagerar la cautela a pasarse de listo, porque la amenaza nos nubla la vista y el que se precipita tropieza fácilmente. Ante la vulnerabilidad lo que urge es apuntalarse: ser lo que somos.  

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