La lucha, como el amor, forma parte de lo humano. Nos conviene, entonces, preverla y entrenarnos en afrontarla. Si más tarde o más temprano nuestras diferencias nos conducirán al conflicto, es preferible que contemos con él y que aprendamos a capearlo sin salir demasiado mal parados. Afrontar la realidad, por otra parte, implica adoptar ante ella una postura ética.
Porque, así como hay conflictos relevantes, podría decirse que incluso necesarios, otros resultan triviales o directamente estúpidos. El conflicto no es un lugar para acomodarse, sino para rebasarlo lo mejor que se pueda; cuando se enquista puede hacernos la vida insoportable, y en tal caso lo urgente es librarnos de él.
Hace falta mucha paciencia y, como dicen los budistas, mucha compasión, para sobrellevar las diferencias con los otros. Nos será de ayuda dedicarles la mirada benévola que desearíamos que ellos nos dirigieran. Hay que practicar la empatía y tener presente el sufrimiento. Hay que aprender a amarlos, a observar con ternura su esfuerzo por vivir, que es el nuestro, a tolerar sus miserias y apreciar sus grandezas. Cada cual aguanta como puede, y aguantar ya es mucho. Ejercitarnos en esa mirada empática favorece que todos nos tratemos mejor, también a nosotros mismos.
Hay un caso de conflicto que no comentas y es muy habitual: la lucha y el conflicto con nosotros mismos.
ResponderEliminartenemos la falsa idea de ser un individuum, pero psicológicamente es muy raro que actuemos y vivamos como individuus: cosas uniformes, por así decirlo. En nosotros se dan siempre muchos pensmaientos (ideas, sensaciones, sentimientos, deseos, etc) distintos, y no pocas veces refractarios y en contradicción.
Hay que aprender a luchar con uno mismo también.
¡Por supuesto! Muy acertado... Volvemos a tocar el tema de la identidad, ese "yo" que inventamos en medio de una multiplicidad interior... Cada uno de nosotros es multitud, como bien dices, y una multitud dialéctica. Somos seres inacabados y en perpetuo conflicto, tanto externo como interno. Mejor acostumbrarse a ello. Me viene a mientes ahora lo que decías de las artes marciales. Se agradece la apostilla, muy oportuna.
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