martes, 1 de febrero de 2022

Maniobrar

Es una pena, pero ningún esfuerzo, por laborioso y entregado que sea, conlleva la garantía de conducirnos a buen puerto.
El mundo es tan complejo, las causas tantas y tan entrelazadas, que nunca podemos controlarlo todo. Hay que contar de antemano con un cierto grado de caos e imprevisibilidad. Se diría que hay que esperar incluso un porcentaje de fracaso asegurado.


Los artistas de la vida, los pilotos hábiles y expertos, se avivan en minimizar ese margen de fracaso. Salen al mundo contando con el imperio de la incertidumbre, pero ateniéndose a sus fuerzas, su saber, su experiencia para maniobrar en los momentos difíciles. Si son aprendices, procuran estudiar a los veteranos, y aprender de los diestros. Procuran poner atención y pasión, sacar partido de la oportunidad que apunta en cada error. Hasta el fracaso puede estar de nuestra parte si sabemos preverlo, encajarlo y aprovecharlo. 

Es cierta aquella ley de Murphy de que lo que pueda salir mal saldrá mal, pero eso no debería hacernos derrotistas, sino precavidos. Tal vez se logre cambiar el rumbo de los acontecimientos, si no escasea la voluntad y uno se aplica en el arte del timón. Persistir ya es algo; hacerlo con lucidez y un cierto atrevimiento es mucho más. A veces lo que sale mal acaba bien.

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