Marx ya criticó a los filósofos por haberse dedicado a pensar sobre el mundo en vez de idear maneras de transformarlo. La filosofía, en efecto, tiende a abstraerse, a volar hacia regiones superiores que supone por encima de la prosaica vida cotidiana.
Platón es el paradigma de ese ensimismamiento: solo las ideas cuentan, únicamente ellas le parecen «reales». Es célebre la anécdota que cuenta que Tales de Mileto paseaba mirando las estrellas, tan absorto que se cayó en un pozo; una mujer sencilla que pasaba por allí le recriminó andar tan embebido en las alturas, en lugar de prestar un poco de atención al suelo por donde andaba.
¿De qué sirve una filosofía que no se mantiene a ras del suelo que pisamos? ¿De qué sirven las sesudas teorizaciones que no nos ayudan a acercarnos más y mejor a la vida? Nuestra existencia no transcurre (ni lo hará, a pesar de Platón) por las altas esferas de las ideas, sino por ese suelo lleno de piedras y baches en el que es tan fácil tropezar. El pensamiento solo nos vale cuando nos enseña a caminar mejor, relacionarnos mejor, actuar y sentirnos mejor: ese era el proyecto de Epicuro, de Séneca, de Montaigne, de Nietzsche y de Sartre, entre otros. Y todos ellos, además, coincidían en que pensar mejor no basta: hay que actuar, lo cual es más difícil.
No estoy nada de acuerdo con lo que dice Marx.
ResponderEliminarA mi me parece que Marx miente mucho, ya a consciencia o sin darse cuenta. Para empezar Marx cree, por su influencia hegeliana materialista supongo, que el estado ideal SÍ es posible, a diferencia de lo que pensaron la mayoría de metafísicos.
Insisto, para Marx SÍ es posible que la humanidad alcance un estado ético ideal donde todos los individuos sean iguales, libres, dignos, sabios y justos. Un estado donde ya no existan los abusos, la ignorancia, los conflictos, la maldad, las necesidades, etc.... de hecho, cree religiosamente que la dialéctica materialista determina que se alcanzará necesariamente tal estado después de superar el capitalismo.
Así pues, dado que cree que el estado ideal, que él llama muy astutamente "Comunismo" por las modas políticas de su tiempo, es factible entonces EXIGE alcanzarlo como imperativo moral. ¿Cómo? Actuando, es decir, a través de la gran revolución.
Ciertamente ni Platón, ni Kant ni Hegel apelan a la revolución; quizás por que lo consideran una actitud de esclavos e inferior. En cualquier caso, que los metafísicos anteriores no apelen a la revolución, a reventarlo todo para hacer "el bien", eso en la mente de Marx significaba que no quieren actuar. Hecho que resulta completamente falso. Para Platón, por ejemplo, es básico lo siguiente: antes de actuar hay que pensar y escoger la mejor opción, porque actuando de forma estúpida, irreflexiva, sin pensar ni estudiar ni comprender la naturaleza de las cosas es acabar mal.
A mi entender hay que vigilar con Marx pq tergiversa muchos términos.
Aunque el artículo no pretendía dar especial realce a la figura ni a las teorías de Marx, me alegra que lo pongamos encima del tapete.
EliminarNo me atrevo a profundizar, dado que lo he leído poco, aunque los principios del marxismo hayan constituido el eje central de mis posturas sociopolíticas. Pertenezco a una generación y a un estrato social que heredaron su impronta de forma acrítica, y que con el tiempo lo han relegado al olvido con idéntico descuido, entre la decepción y el oportunismo. Quizá por eso agradezca especialmente que tú lo tomes en serio, aunque sea para rebatirlo.
Comparto algunas de tus opiniones. Es evidente que Marx se equivocó mucho. No tanto en sus análisis, que me parecen valientes y lúcidos, como en las consecuencias que extrajo de ellos. Marx fundó un optimismo histórico que la realidad contradice obstinadamente. Hay clases, y hay lucha de clases, pero eso no implica una ineludible resolución futura en forma de triunfo de la justicia. En caso de que tal cosa fuera posible, el capitalismo tiene muchos recursos y la historia se resiste a encajar en ninguna ley cerrada ni en destinos predeterminados.
No: el proletariado no resultó ser la clase liberadora del mundo; la revolución armada no se consagró como la mejor estrategia para la liberación; el comunismo del siglo XX degeneró en regímenes monstruosos, algunos de los cuales perviven a cuenta de una creciente corrupción.
Sin embargo, el capitalismo tampoco resulta nada alentador. El neoliberalismo desmantela sin contemplaciones ese amable experimento que fue el Estado del bienestar, cronifica la pobreza y la guerra, devasta el entorno ecológico y arrastra a la humanidad a escenarios cada vez más dantescos. ¿Será que la naturaleza humana no da para más?
Tal vez, pero yo aún me resisto a resignarme. Pensar y escribir es mi humilde modo de hacerlo, sin el menor ánimo de proselitismo. Me mantengo escéptico tanto con las veleidades utópicas como con los apóstoles del fin de la historia: estos solo parecen más convincentes por su éxito en conducirnos a él. Tan desencantado y amargo como el que más, procuro, al menos, no resignarme. A Marx le dedicaré mi complicidad más crítica; a Friedman y Hayek, mi discusión más combativa. A ese futuro que asoma incierto y peligroso, mi esfuerzo, junto al de todos los que intentan que sea mejor.
Te agradezco el tiempo y la honestidad. Un cordial saludo.
Me ha gustado mucho su contestación, aunque haya aspectos de Marx que los llamaría con otro nombre, sin eufemismos. Por ejemplo, no es que Marx se equivocara en ciertos aspectos, sino que directamente engañó, tergiversó y manipuló. Es importante atreverse a darse cuento cuando uno ha sido engañado y estafado, hecho que cuesta mucho.
ResponderEliminarY reconozco que soy un poco raro ¿Por qué? Pq a mi Marx me gusta por las mentiras que dice. Su obra me la tomo como un juego para destapar el fraude intelectual que esconde todo ese aparato pseudo científico que pretende describir sin falla los "auténticos" mecanismos económicos que, supuestamente, estructurarían toda sociedad.
Todo el pensamiento de Marx, lejos de ser científico como nos vende astutamente, es propaganda: un instrumento de guerra... o de revolución; a fin de cuentas una revolución es una guerra a la que se la viste de blanco con todo el morro del mundo para justificar su violencia, su abuso, su crueldad y destrucción, sus expropiaciones y violaciones.
Con todo, y siendo directo, me parece que Marx no es más que el típico "sacerdote" y "predicador" -Europa lleva 2.000 años gestando este tipo de personajes singulares- . Sí, le he quitado la careta y ahí veo a un tiránico moralista con sed de castigar a la humanidad por "llevarse mal", mientras te promete la salvación ¡Te la exije!
Pienso, que urge desconfiar de la gente que quiere ver arder el mundo, y Marx lo quería ver arder en una especie de juicio final materialista, socialista, revolucionario... ponle el nombre que más guste.
Que se quitara el hábito cristiano/judío, que se quitara toda la parafernalia religiosa y espiritualista, disfrazándose de materialista, ateo, antiDios... sirvió para engañar a todos quienes se quedan mirando el dedo cuando se señala la luna.
Y que conste que no soy liberal o neoliberal, otra teologia camuflada tras una palabra tonta "laicismo". ¿Qué soy? Curioso y efectivo. No me caso con opiniones e interpretaciones, mientras exijo que sean eficientes y honestas con lo experimentado; además de audaces.