sábado, 15 de octubre de 2022

Lo valioso cuesta

Lo valioso tiene un rasgo universal: cuesta.
¿Siempre? Sí. En sí mismo, porque escasea; pero ante todo porque solo le damos valor a lo difícil.


Esta es una paradoja muy seria, y no tan paradójica, si nos paramos a pensarla. Parece que a lo satisfactorio debería bastarle con resultar simple y natural, como una flor del camino o un prójimo amable. Sin embargo, el placer fácil no nos conmueve. Apenas sabe a propio: en él hemos puesto muy poco de nosotros. Los niños se cansan pronto de un juguete de vitrina, por sofisticado que sea, y en cambio se pasan horas entretenidos en transformar una caja en un coche rudimentario. El primero es caro, el segundo es valioso. 

Las teorías del flujo nos han demostrado que todos disfrutamos más con actividades que nos plantean desafíos (moderados), que nos permiten ejercitar nuestras cualidades y comprometerlas en ideales de progreso. Mucho antes, la teoría de la disonancia cognitiva ya revelaba que tendemos a valorar más lo arduo, porque de algún modo hemos de justificar el esfuerzo invertido. Podemos despreciar lo fácil, que en cierto modo nunca nos perteneció, pero no podemos deshacernos a la ligera de algo en lo que volcamos trabajo y tiempo. Trazamos el camino del hogar con nuestras huellas. 

2 comentarios:

  1. Lo bueno siempre es difícil, pero nunca demasiado difícil jajaja muy bueno.

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  2. Exacto, jeje. Tampoco se trata de sufrir. Aunque a veces me pregunto si no somos un poco masoquistas, con esa habilidad que tenemos para complicarnos la vida. ¿Será para no aburrirnos? Un saludo.

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