domingo, 26 de marzo de 2023

Nos cuesta aprender

Aprender no puede ser fácil, y cuando lo es deberíamos sospechar
: del valor de lo aprendido y de la consistencia del aprendizaje. Aprender tiene que ser arduo, porque implica ir contra la resistencia de lo establecido.


No es fácil abandonar las viejas convicciones, por seguros que estemos de que son erróneas. Al fin y al cabo, son el suelo que estábamos acostumbrados a pisar: para renunciar a ellas hay que estar dispuesto a soportar un tiempo transitorio en el que lo viejo nos ha dejado solos y lo nuevo aún no nos acompaña. Es un tiempo de desamparo (porque el dolor también ampara), y por tanto de tentación de volver atrás. El camino recorrido muchas veces, aunque conduzca al abismo, ya tiene impresas nuestras huellas. Ir contra él es como ir contra una parte de nosotros mismos. 

Y si eso sucede con las ideas, al fin bastante maleables, cuánto más costoso no será con los hábitos. Buenos o malos, los hábitos nos definen y nos dan seguridad. La costumbre, como cualquier coraza, constriñe mientras protege. Prescindir de ella es quedar a la intemperie. Por eso, a partir de cierta edad, iniciar una convivencia es muy difícil: demasiado exigente, demasiado expuesto. Los años nos hacen rígidos y nos cierran a lo nuevo: a los viejos nos cuesta más aprender.

7 comentarios:

  1. Es verdad, cuanto más viejos somos menos estamos por tonterías... por eso nos cuesta aprender lo nuevo, que muchas veces empieza como una tontería.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Magistral sentencia! La tontería merece nuestras reflexiones más serias. Como el error, forma parte de esa actitud abierta y maleable que deja entrar la brisa de lo inédito. El conocimiento siempre debería mantener una prevención escéptica frente a sí mismo. ¿Consistirá la vejez en un abuso de gravedad? ¡Interesante!

      Eliminar
  2. Me uno a vuestros razonamientos, aunque ahora no sé si hablamos de la vejez o de la tontería...jejeje
    Ambos son grandes temas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Jajaja! Mantengámonos jóvenes diciendo muchas tonterías...

      Eliminar
  3. El problema de decir tonterías es que igual ya no sabes cuando parar jajajaja. Y por cierto, no hay nada más divertido que empezar a decir tonterías pero con solemnidad, y ver luego hasta qué medida la gente se las toma en serio. Sobre todo en situaciones muy formales donde se supone que todo es muy "razonable"... Lo he hecho algunas veces para divertirme un poco y da para algunas risas.

    ResponderEliminar
  4. Nunca hay que tomarme demasiado en serio jajajajaja

    ResponderEliminar