sábado, 14 de septiembre de 2024

Ventanas abiertas

La vergüenza, la culpa, el remordimiento.
La humillación, la ira, el resentimiento. Los demás nos harán daño, nosotros haremos daño. La vida nunca será del todo como nos gustaría, y un día se acabará. 

La vida va por su cuenta y de vez en cuando arrecia con rachas de decepción, incluida la que nos dedicamos a nosotros mismos, que es la peor. Pero uno puede intentar responder con misericordia, también hacia sí mismo, que es la mejor. La compasión es una ventana abierta a la generosidad y a la reconciliación. Puestos a aspirar a algo grande, cabe decantarse por esa profundidad, esa capitulación del desdén, ese voto por la bondad última que es la misericordia. 

Tampoco en esto hace falta que seamos los mejores. Tal vez hoy no logremos aceptar o perdonar; quizá prevalezcan la rabia o el desengaño. Nuestro espíritu no es nuestro, pertenece ante todo a la vida, que lo modeló a través de tantos que nos precedieron. Tal vez hoy no podamos sobreponernos para reconquistar lo bueno. Si es así, si la amargura manda, habrá que atravesarla con paciencia. Mañana será otro día. 

 Porque a veces no queda otra que aguantar, que decepcionarse, que pasar vergüenza, culpa, remordimiento, humillación, ira, resentimiento… Dejemos entonces una ventana abierta a días mejores. 

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