miércoles, 4 de septiembre de 2024

Visitas de la tristeza

Llegará la tristeza. Porque así son los pulsos de la vida, hechos también de repliegues y declives.
Llegará la tristeza y toda la filosofía no nos alcanzará para curarla. A veces el cielo se encapota y nada cuentan nuestras preferencias: hay que esperar que escampe tras la lluvia. 

La buena noticia es que en días nublados también se puede vivir. Los ojos se habitúan a la penumbra. Hay destellos que solo brillan en la niebla. Nada es de una pieza, ni siquiera el dolor. Buena parte de los abatimientos se prolongan porque hurgamos en ellos, sondeando en vano el mecanismo secreto. Uno puede dejar de debatirse y discurrir ladera abajo con las aguas bravas. A veces la noche nos sorprende en medio de las ciénagas y hay que extender la manta sobre el barro. Ya volverán el sol y las mañanas. 

Llegará la tristeza, y, aunque no den las fuerzas para amarla, abrámosle el postigo y que entre y salga sin impedimento. Sonará la estación de la alegría, tal vez pronto. Dicen que la tristeza es la alegría desconcertada: que encuentre los caminos despejados. 

Y no arrumbemos pesares en nuestros cobertizos polvorientos. Como las estaciones y las hojas secas, igual que vienen, se irán cuando sea hora. Puestos a apegarnos, mejor guardar luceros en las alacenas de la memoria. Tristeza, haz tu trabajo. Adiós.  

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