viernes, 11 de febrero de 2022

Hábitos

El hábito es como un coto que la costumbre le pone al vuelo de la libertad.
En realidad, más que una verja, quizá cabría considerarlo un surco por el cual discurrir, un dique que impide que la libertad se desborde sobre el mundo y lo convierta en caos.


Porque es el hábito lo que hace posible la libertad, al demarcarla, y por eso le sirve de aliado, cuando no de guía. El hábito es el apoyo sobre el que la voluntad puede hacer pie para tomar las riendas. 

El poder del hábito nos obliga a ser meticulosos para elegirlo y para cultivarlo. Una mala rutina podría empujarnos hasta los más inhóspitos desiertos, donde perderemos la fuerza entre la arena o nos evaporaremos en vano bajo el sol ardiente. En cambio, el hábito acertado nos permitirá pasearnos como el arroyo, por entre peñas bravas en las que seremos torbellino y salto, y dulces florestas donde adormecernos en los remansos. 

Los hábitos son los compases con los que marcamos la melodía de nuestra existencia. Son el fundamento del orden, la fundación del sentido, el diseño de la forma con que se modelará la piedra salida de la cantera. Los hábitos nos cincelan y por eso necesitamos que sean buenos: para que salga lo mejor de nosotros y fructifiquemos para la cosecha.

2 comentarios:

  1. A veces pienso que los hábitos adormecen la voluntad y el deseo

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  2. Pueden hacerlo, si se los entregamos: en ello consiste la pereza, que es la voluntad acomodada en el hábito. Pero si la voluntad retiene las riendas, el hábito puede ser su mejor cómplice. La libertad, ya lo sabemos, es una tarea extenuante: hay que domesticarla, acotarla para que los detalles no nos distraigan de lo esencial. Las tediosas horas de entrenamiento del músico le permiten entregar su arte al matiz: dominada la cantidad, queda la calidad.
    Como siempre, gracias por tus acotaciones y por darme la oportunidad de debatir.

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