En todas las querellas sin solución debería haber un momento para retirarse. Incluso el orgullo y la rabia tienen que acabar por hartarnos, si no conducen a ninguna parte. Los estoicos consideraban la paz personal como el mayor de los tesoros, tan grande que nunca deberíamos ponerla en manos de otros. No es preciso llegar tan lejos: basta cultivar un saludable hastío. Hay que cansarse de buscar pelea y optar por algo bello e inútil, como pasear, hacer el amor o echarse una siesta. Hasta los grandes guerreros se tomaban vacaciones.
¿Vale la pena insultar a un sordo? ¿Vale la pena darnos cabezazos contra un muro, por maltrecho que lo dejemos? Nosotros siempre acabaremos peor. La estupidez o la maldad de los otros nunca son definitivamente mayores que las nuestras. Sobre todo si dedicamos la vida a su fastidio en lugar de dedicarla a nuestro gozo. Curémonos de la adicción a nuestros adversarios.
Genial artículo amigo mío.
ResponderEliminarAñadiría que muchas peleas se libran en nombre de la sinceridad, en mi opinión, una de las actitudes más sobrevaloradas de los humanos.
Siempre procuro que los míos me oigan decir: "Es mucho mejor la amabilidad que la sinceridad".
Soy JGM, otra vez se me pasó....
EliminarAciertas de lleno con lo de sobrevalorada. Y, como dices, muchos la usan como excusa para la arbitrariedad o incluso la crueldad. Mienten con su supuesta sinceridad. El amor prioriza el cuidado del otro, que es quizá la verdad más importante.
EliminarEso sí, tampoco se trata de justificar la mentira como tal, que es casi siempre un daño y una falta de respeto. Como todas las virtudes, hay que estar del lado de la sinceridad, pero a la medida del hombre, y poniendo siempre a la persona real por delante del valor abstracto.
Supongo que la pelea es, un poco, como leer. No hay que leerse todos los libros que le caen a uno en las manos. Eso agota y no lleva a nada. Pero no leer en absoluto es de gente que no se respeta a sí misma.
ResponderEliminar¡Admirable corolario! Siguiendo el símil... ¡un brindis por la buena lectura!
Eliminar"¡Chin, chin!"
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